SUELOS VIVOS: MICROBIOLOGÍA Y NUTRICIÓN EN VIÑEDO

La degradación de los ecosistemas agrícolas ha generado una ruptura del equilibrio microbiano del suelo, generándose una bajada de la biodiversidad microbiológica. La fertilización orgánica busca alimentar a los microorganismos que a su vez interrelacionan con la planta y le aportan aquellos elementos que necesita.  

Autor: Eva Navascués e Ignasi Salaet

El suelo es un recurso básico para el desarrollo de la vida. Determina la salud de las plantas y por extensión la calidad y cantidad de las cosechas. El suelo proporciona tanto nutrientes como agua y oxígeno. También es capaz de otorgar una primera protección a las raíces ante condiciones desfavorables, como el estrés térmico o hídrico.  

Suelos vivos
El concepto de suelo vivo hace referencia a que el suelo no es un elemento estático, sino que, por el contrario, es un ecosistema vivo y dinámico compuesto por materia orgánica y seres vivos de todo tipo: microorganismos y organismos que pueden observarse a simple vista. Toda esta vida interactúa entre sí formando la red alimentaria del suelo (o red trófica edáfica), que conforma su biodiversidad. Los ecosistemas con alta biodiversidad son ecosistemas estables y estructurados donde las pérdidas de recursos (agua, nutrientes, luz) son escasas.

¿Qué hacen los microorganismos del suelo? Los microorganismos son capaces de transformar la materia orgánica en nutrientes. A través de su actividad son capaces de movilizar nutrientes minerales y ponerlos a disposición del cultivo. Por otra parte, permiten controlar plagas y enfermedades, así como mejorar la absorción de agua, traduciéndose todo ello en posteriores mejoras productivas. En los 30 primeros cm de suelo existen miles de kilos de microorganismos (la media de los suelos estudiados en España se acerca a los 2.000 kg de microorganismos) y de una diversidad difícil de imaginar (más de 800 tipos diferentes, muchos de ellos aún por identificar).  

La reducción de la biodiversidad de los suelos. La degradación de los ecosistemas agrícolas ha generado en muchos casos una ruptura del equilibrio microbiano del suelo, generándose una bajada de la biodiversidad microbiológica. Si la mayoría de los microorganismos que pueden realizar una función concreta desaparecen, el suelo pierde esa capacidad empobreciendo su calidad y con ello: 

  • Menor aprovechamiento de los recursos del propio suelo (nutrientes, agua). 
  • Menor resistencia al stress por parte de los cultivos. 
  • Aumento de microorganismos oportunistas y patógenos, lo que conlleva incremento de enfermedades para las plantas. 

 Para contrarrestar estos efectos negativos de la degradación de los suelos debido a la pérdida de funcionalidad, se ha recurrido en exceso a la aplicación de abonos y productos fitosanitarios para mantener y aumentar los rendimientos de los cultivos. Ello ha agravado el agotamiento de los suelos y el impacto de la agricultura convencional en el medioambiente. 

 Fertilización orgánica y microorganismos. Es necesario apostar por aumentar la biomasa edáfica activa, considerando cada suelo como un ecosistema y no solo como un sumidero de materias orgánicas. En realidad, la fertilización orgánica busca alimentar a los microorganismos que a su vez interrelacionan con la planta y le aportan aquellos elementos que necesita. La planta, por su parte, cede al suelo a través de exudados radiculares azúcares y sustancias nutritivas que son aprovechadas por los microorganismos. La fertilización orgánica introduce este concepto del suelo como ecosistema. 

 Hacia un sistema agrícola sostenible. Incrementando la biodiversidad del  suelo se incrementa la eficiencia aprovechando recursos (nutrientes) para favorecer el equilibrio y la regulación interna del ecosistema. Los rendimientos productivos son algo menores, pero se genera una mayor estabilidad y resistencia frente a las condiciones cambiantes o adversas, y por tanto, un menor impacto ambiental que los sistemas convencionales intensivos. 

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SOBRE EL AUTOR

Eva Navascués,  Doctora en Biología, es Directora del Departamento de I+D+i en Alma Carraovejas. 

Ignasi Salaet,  Doctor en Biología, es Director adjunto de I+D+i en Fertinagro Biotech. 

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