RIBEIRO. ECOGEOGRAFÍA Y PAISAJE (II)

litología y paisajes

La litología, parte de la geología que estudia las rocas, es fundamental para analizar los paisajes del Ribeiro. Las rocas graníticas y metamórficas dominan en la comarca.

Autor: Augusto Pérez Alberti

Una variable a tener en cuenta a la hora de analizar los paisajes es la litología que conforma el substrato del Ribeiro. En la comarca dominan las rocas graníticas y las metamórficas. Las primeras son las que ocupan una mayor extensión y las que, en gran medida, introducen los matices característicos del Ribeiro. Dentro de las rocas graníticas podemos diferenciar, según Capdevila y Floor (1970), dos series: la alcalina y la calcoalcalina.

Litología: contrastes litológicos y formas de modelado

La primera está muy ligada al metamorfismo regional y se caracteriza, entre otros rasgos, por su color claro, por ir acompañado de numerosos filones de rocas filonianas como aplitas, cuarzo, pegmatita etc. y por su abundancia de moscovita. Concretando más, es necesario diferenciar, dentro de la serie, los granitos de dos micas de tamaño de grano variable, de fino a medio, que dominan en las parroquias de Vide, Astariz, el sur del Miño, Laias, Barbantes- Estación, Santiago de Barbantes, Punxín, parte de Arrabaldo…Se caracteriza por el predominio de la moscovita sobre de la biotita y por las texturas granudas, medias e incluso porfídicas. Por otra parte, tenemos el granito de dos micas de grado medio orientado que engloba, como núcleo más importante dentro de la comarca, el macizo de Sampaio. Se presenta en forma alargada en contacto por el norte, sur y oeste con la granodiorita de Ribadavia.

La serie calcoalcalina, al contrario que la anterior, no muestra rasgos evidentes de relación con el metamorfismo regional. Tiene una coloración más oscura debido al predominio de la biotita y se caracteriza por la presencia de enclaves de rocas encajantes de pequeñas dimensiones. Se trata de granodioritas que ocupan una gran extensión, destacando el macizo de Ribadavia en el sector occidental y el macizo de Ourense, en la oriental. Al introducirse en las rocas metamórficas genera una aureola de metamorfismo de contacto. 

Dentro de las rocas metamórficas dominan los micaxistos (cuarzo y mica). Una primera serie se corresponde a las de dos micas, que presentan unos colores que van desde lo gris rojizo hasta el verdoso. Por lo general, aparecen fuertemente meteorizados. Las podemos encontrar de manera especial en los sectores orientales y centro-meridionales de la comarca, por las parroquias de Santa Cruz de Arrabaldo y Quelle, en el primer caso, y por las de Castrelo de Miño y Ventosela, en el segundo. Cuando se miran de cerca, se puede ver su aspecto brillante debido a la abundancia de micas. Una segunda serie, en la que abundan los anfíboles y granates, son minoritarias en la comarca, pudiéndolas ver en el área de Esposende. 

Si bien es cierto que la litología es un elemento de vital importancia en la configuración del paisaje, no se puede aislar de su grado de tectonización. En función de la red de fracturas y diaclasas, la meteorización progresa y las formas varían de un lugar a otro. En diferentes lugares de la comarca, tanto en las áreas graníticas como metamórficas, se ve con claridad esta relación: intensa diaclasación y potentes  capas de alteritas envolviendo a núcleos redondeados de roca sana o débilmente alterada.

litología

Piedras de granito en la construcción en terrazas

En las áreas de xistos (esquistos) dominan las laderas rectilíneas únicamente interrumpidas por picos derivados de la existencia de filones de cuarzo. Por el contrario, en los granitos de dos micas, como las de las parroquias de Santa Cruz de Arrabaldo y Untes, la intensa fracturación de la roca favoreció a la génesis de formas acastilladas que bordean el valle del Miño. Por otra parte, en las zonas en las que se extienden las granodioritas, especialmente en el área de Ribadavia y Pena Corneira, abundan las formas redondeadas. 

Esta intensa fracturación del terreno marca la estructura general del relieve, introduciendo la diferenciación litológica en los contrastes locales. Esto se ve muy bien en el área de Pena Corneira, un paraje excepcional donde se encadenan, por una parte, pequeños alveolos de alteración a modo de cuncas (tazas) y, por otra, una auténtica sinfonía de formas graníticas que sobresalen en los bordes de los alveolos y en las partes culminantes. Enormes conjuntos de peñas amontonadas o aisladas, formas cupuliformes, largas losas verticales, como la propia Pena Corneira, configuran un espacio de enorme interés natural. Ciertos lugares de Pena Corneira presentan el clásico aspecto de área ovoide rodeada de lomas rocosas y con un fondo profundamente alterado, lo que indica con claridad la existencia de antiguos alveolos de alteración. La alteración diferencial es visible y, en el caso del granito o de la granodiorita, se puede ver como avanza siguiendo las diaclasas permitiendo la formación de grandes rocas. Cuando desaparece la capa de sábrego (granito descompuesto) queda al descubierto una extensa gama de formas. Después de largas etapas de meteorización, de edafogénesis, le siguieron otras de erosión, de morfogénesis. Es lo que denominaba Twidale como “superficie grabada”, que se materializa en un conjunto de formas diferentes en función de su mayor o menor evolución. Como resultado de este balance surgió la combinación de formas que se pueden observar si ascendemos desde Leiro o desde San Cristovo a Pena Corneira.

Cuando desaparece la capa de sábrego (granito descompuesto) queda al descubierto una extensa gama de formas

Si analizamos las que predominan en Ribeiro podemos diferenciar distintas estructuras: penedos (grandes rocas que sobresalen del terreno), tors, castillos o castle koppie, figuras antropomorfas, agujas, dorsos de ballena, pináculos, piedras caballleras y, menor medida, microformas. Esta alternancia de áreas en la que predomina la alteración con otras en que las formaciones rocosas son dominantes, es lo que explica el hecho de que en una misma ladera existan socalcos o bancales al lado de las rocas recortadas. Esto está relacionado con el hecho de que para la construcción de los socalcos es necesario contar con roca alterada que, al mezclarse con materia orgánica, especialmente tojo, forman suelos antrópicos.

 Bancales y penedos del valle del Avia

Los cambios en el paisaje motivados por la presencia de unas rocas u otras es evidente. Si la subida a Pena Corneira es un buen recorrido para comprobar el papel primordial de la piedra en la construcción del paisaje, otro tanto sucede si seguimos las carreteras que, por la orilla izquierda del río Avia van desde Valdepereira hacia Leiro; o desde Castrelo de Miño hacia Cortegada. Por otra parte, si analizamos la tipología de las viviendas rurales podemos comprobar los contrastes entre las áreas dominadas por el granito o granodiorita, y aquellas donde el xisto o esquisto es preponderante. Hay que apuntar que la textura de los suelos, el hecho de que sean más o menos arenosos o arcillosos, está íntimamente relacionado, aunque no siempre, con el tipo de roca del substrato.

La peculiaridad climática y biogeográfica 

El emplazamiento de la comarca en valles encajados, situados al este de las sierras occidentales de Faro de Avión, Testeiro y Suído, propicia su peculiaridad climática que se materializa en unas temperaturas contrastadas entre el verano y el invierno, precipitaciones bajas a nivel de Galicia, la presencia de frecuentes heladas en invierno y lluvias intensas al final del verano, así como numerosos días con niebla. 

Las sierras occidentales forman una barrera que frena el paso de las borrascas, bien adventivas del oeste, bien del noroeste o del sudoeste, que son las causantes de una fuerte pluviosidad en la fachada atlántica gallega. Sin embargo, las borrascas ondulatorias del frente polar que barren las costas gallegas, al encontrarse con las sierras, descargan una parte importante de su humedad en las vertientes occidentales generando fuertes disimetrías pluviométricas oeste-este. Este hecho explica que, por ejemplo, en las vertientes occidentales de las sierras se recojan cerca de 2000 mm de agua anual y, por el contrario, en la comarca de O Ribeiro únicamente se consigan los 800 mm de promedio. 

No se debe olvidar que, aunque los datos muestran una mayor abundancia de precipitaciones durante los meses de octubre, noviembre, diciembre y enero, y una fuerte sequía en julio, agosto y, en menor medida, septiembre, el cambio en la tendencia provoca problemas en los viñedos, especialmente cuando las lluvias son más abundantes en septiembre y con las uvas ya maduras. 

Las temperaturas medias de la comarca se sitúan alrededor de los 14 grados. El mes más frío suele ser enero, con unos 7 grados de promedio; por el contrario, el más caliente es agosto, con unos 22 grados. Tenemos una fuerte oscilación térmica que se sitúa alrededor de los 15 grados. Ahora bien, en una comarca como O Ribeiro, donde la principal actividad es el cultivo de la vid, lo importante no son las cifras medias sino las máximas y mínimas que se pueden dar en aquellos momentos en los que las vides están en flor, o las uvas en la cepa. Así, por ejemplo, tiene una gran importancia el hecho de que a finales del verano, debido a la configuración del relieve que favorece el intenso calentamiento del suelo, se formen nubes de desarrollo vertical y se desencadenen lluvias intensas y cortas acompañadas de granizo o que, durante el invierno, la instalación de un potente anticiclón centrado en el interior del continente europeo favorezca un intenso enfriamiento, acompañado de temperaturas muy bajas, fuertes heladas e inversiones térmicas en los fondos de los valles del Miño, Avia, Arnoia, Barbantiño…

Niebla en el valle del río Avia

Tampoco se debe obviar la gran repercusión que en O Ribeiro tiene la instalación del anticiclón de las Azores frente a las costas atlánticas, bloqueando el paso de borrascas del oeste, al tiempo que existen bajas presiones en el Mediterráneo. Esta situación provoca la advención de masas de aire muy frías, que hacen bajar las temperaturas. Cuando este hecho acontece en primavera, con las vides en flor, tiene una repercusión muy negativa sobre la cosecha. 

Durante el año 1975, en colaboración con el Departamento de Edafología de la Universidad de Santiago, colocamos 27 tubos conteniendo una solución de sacaraosa en Santa Cruz de Arrabaldo, Laias, Ventosela y Feá. Se enterraron bajo el viñedo, de dos en dos y a tres alturas diferentes sobre el río, a unos sesenta metros sobre su nivel y a media ladera que es, hasta donde, aproximadamente, llegan los viñedos. Variaba, lógicamente, la orientación. De la experiencia se concluyó que, mientras que los cambios en la altitud no suponían modificaciones importantes en la temperatura, la orientación, por el contrario, sí. Aquel año hubo una diferencia de 1,5 a 2 grados entre las vertientes que miraban el sur, más soleada y con temperaturas más altas, y el norte, con temperaturas más bajas. La experiencia acumulada durante años de trabajo en la comarca nos permite añadir que, junto a los datos ya citados, hay otro que parece evidente: la orilla de los ríos es más húmeda por lo que, aunque la temperatura no varíe, que sí lo hace en invierno por las inversiones térmicas, las condiciones bioclimáticas son distintas y esto influye tanto en la calidad de la uva, cuando hay viñedos, como, sobretodo, en el uso tradicional del suelo, como veremos más adelante.

La combinación de condiciones climáticas, cantidad de agua en el suelo, orientación y actividad humana, condiciona la presencia de diferentes especies vegetales

Otro elemento de gran importancia en la configuración del medio son los suelos. Su relación con las formaciones superficiales y los tipos de rocas es evidente. Sobre las terrazas fluviales encontramos fluvisoles que, en algunos casos, sufrieron procesos de oscurecimiento hasta formar cambisoles. Sobre las rocas graníticas abundan los litosoles, en las áreas más erosionadas, y los rankers donde las acumulaciones orgánicas son mayores. Sobre los esquistos dominan los cambisoles.

Valle y montaña en la comarca de O Ribeiro

Otro elemento de gran importancia en la configuración del medio son los suelos. Su relación con las formaciones superficiales y los tipos de rocas es evidente. Sobre las terrazas fluviales encontramos fluvisoles que, en algunos casos, sufrieron procesos de oscurecimiento hasta formar cambisoles. Sobre las rocas graníticas abundan los litosoles, en las áreas más erosionadas, y los rankers donde las acumulaciones orgánicas son mayores. Sobre los esquistos dominan los cambisoles. FOTO 5

La combinación de condiciones climáticas, cantidad de agua en el suelo, orientación y actividad humana, condiciona la presencia de diferentes especies vegetales. En principio, la comarca está a caballo entre el mundo eurosiberiano y mediterráneo. Esto se refleja en la presencia de especies claramente adaptadas a la sequedad como el roble rebollo, Quercus pyrenaica, el alcornoque, Quercus suber, el madroño, Arbustus unedo, jara, Citus salvifolius, lavandas, Lavandual stoechas. Junto a estas especies aparecen otras atlánticas, como el roble, Quercus robur. En las orillas de los ríos se mezclan alisos, Alnus glutinosa, sauces, Salix sp. O fresnos, Fraxinus angustifolia. Entre las especies introducidas abundan los pinos de repoblación, Pinus pinaster, o las mimosas, Acacia dealbata, auténtica invasoras del territorio. En el monte bajo domina la retama, Cytisus sp., brezo, Erica arborea, carquesa, Genistella tridentata, brezo rubio, Erica australis, Calluna vulgaris, tojos, Ulex sp. Etc.

 


SOBRE EL AUTOR

Augusto Pérez Alberti

Catedrático Emérito de Geografía Física de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y reconocido investigador a nivel nacional e internacional. Ha desarrollado y dirigido proyectos, así como asistencias técnicas, en Canadá, Francia, Brasil, Uruguay, Argentina, Ecuador, Marruecos, Chile…Fue presidente de la Sociedad Española de Geomorfología (SEG) y director del Departamento de Geografía de la USC. Docente en varias universidades internacionales, ponente en decenas de congresos, director de tesis doctorales…Su intensa labor académica e investigadora, le llevó a ser reconocido con el Premio Trasalva 2002, un importante galardón anual honorífico que recompensa la labor cultural y gallegista de importantes figuras.

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