Son muchas las herramientas que desde hace siglos se han utilizado para el trabajo en el viñedo. Aperos que han ido evolucionando en el tiempo, mejorando no sólo las condiciones de trabajo de los viticultores sino las técnicas agronómicas para el cuidado de la vid.
Autor: Cultura Líquida
Probablemente, de todas las herramientas que han existido, el podón se ha convertido en el símbolo del oficio del viticultor. El coytelo podadoyro o cuchillo podador ya se cita en la Edad Media y su forma es muy similar al que perduró hasta el siglo XIX y XX con el nombre de podón.
El cuchillo podador era una hoja curva de hierro de la que, a veces, sobresalía una cresta también afilada, y con un pequeño mango de madera. Se usaba tanto para cortar las varas como las partes más leñosas de la vid. Según su uso existían diferentes tipologías, más o menos arqueadas, y de distintos tamaños. Al podón le solía acompañar la coitela o navaja en forma de gancho bastante grande que también se usaba para podar las cepas.
Como ejemplo, Ribeiro. Allí, y en otras zonas de España, los podóns o podones fueron desapareciendo con el uso de las tijeras de podar. Las tijeras aparecen en el siglo XIX y sustituyeron tanto al podón como a las coitelas y coiteliñas, que se utilizaban en la vendimia para cortar los racimos. A pesar de ello, en la comarca del Ribeiro, y otras partes de Galicia, aún se siguen vendiendo en mercados locales, forjadas por los pocos artesanos que aún continúan el oficio siendo su uso muy residual.
Podón del siglo XIX. Foto Museo Etnolóxico de Ribadavia, Ourense
La poda
Con los podones se han realizado durante siglos una de las labores más importantes en el viñedo: la poda en seco o poda de invierno. De la poda dependerá el futuro crecimiento de la planta, la salud de la cepa, su calidad y maduración de los racimos, la distribución de la savia etc.
La poda en seco es un momento crucial para el equilibrio vegetativo y biológico de la vid, para reducir su envejecimiento y limitar el alargamiento de los sarmientos y el esqueleto de la cepa.
El geógrafo e historiador Huetz de Lemps, comenta en su libro Viñedos y vinos del noroeste de España que el instrumento tradicional de poda era la podadera y que ya aparece en las esculturas de la Edad Media y la poda de la vid como el trabajo característico del mes de marzo. El investigador francés escribe: “es prácticamente el mismo instrumento que se encuentra hasta el siglo XIX (…) En la segunda mitad del siglo XIX aparecieron las «tijeras de podar», que poco a poco se fueron generalizando porque ahorraban tiempo (…) Para cortar la madera vieja, el podador dispone también de una pequeña sierra”. En su libro relata tipos de poda tradicionales del noroeste y otras zonas como “la poda en redondo o en vaso que se hace en Douro y Galicia. En Ribeiro era daga y espada: un sarmiento largo, o poda guyot con un solo brazo”.
Marco Simonit
Sin duda, el trabajo de la poda ha sido y es un asunto tratado en los principales libros de viticultura a lo largo de la historia. En el Tratado de Viticultura del siglo XIV se dice sobre la poda que se debe empezar tres horas después del amanecer. Fray Miguel Agustín en su Libro de los secretos de Agricultura, casa de campo y pastoril (1717) aconseja podar las vides débiles plantadas en tierras de mala calidad durante el primer cuarto de luna y las buenas situadas en zonas fértiles durante el último cuarto para evitar la abundancia de hojas y obtener el máximo de frutos”.
En la actualidad, las técnicas de poda son un asunto de vital importancia y muchos profesionales de la viticultura han trabajado en investigarlas. Uno de ellos es el italiano Marco Simonit. “Con una buena poda se permite que la planta viva mejor, reduzca los estreses ambientales y climáticos y produzca constantemente a lo largo de los años” comentaba en una entrevista publicada con motivo del lanzamiento en español del Manual de poda de la vid. Cordón permanente por Editorial Cultura Líquida. “Cuando se poda mal se crean muchas heridas y muy secas, lo que favorece la actividad de los hongos responsables de la yesca. Por tanto, cuando la planta está mal podada, la única solución frente a la extirpación es salvarla mediante cirugía”.
Un método basado en una poda dinámica y fisiológica de la planta para favorecer el aumento de la madera viva a lo largo de los años. Un tipo de poda sustentada en la ramificación con la edad, cortes poco invasivos, el flujo de savia y la observación con el empeño de salvaguardar el patrimonio de variedades autóctonas y consolidar el conocimiento del podador defendiendo los valores de sostenibilidad y diversidad.
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