Nacido en el año 1935, Roberto Lázaro, viticultor de Mélida, comenzó a trabajar en la viña cuando terminó el colegio, a los 14 años. Reconoce que tuvo suerte porque en aquella época muchos no pudieron estudiar. Siempre le gustó el campo, aunque las labores fueran duras. Recuerda que tuvieron el primer tractor del pueblo y con él charlamos sobre cómo ha cambiado el trabajo en el campo, la vida cotidiana y las relaciones humanas.
Autor: Cultura Líquida
Presentamos nuestro tercer podcast de “La Memoria del Vino”. En esta ocasión charlamos con Roberto Lázaro, hijo de Vicenta, nacida en Castrillo de Duero y de Antolín oriundo de Mélida, que también se dedicaban a trabajar la viña y el cereal.
Reproducimos un breve texto de lo podrás escuchar en el podcast completo
Cepa de Roberto Lázaro en Mélida
«Fui a la viña desde muy joven y me acuerdo que hacíamos los hoyos con los azadones, a mano. Todos los inviernos íbamos a hacer hoyos para plantar nuevas viñas. Fue al terminar el colegio, a partir de los 14 años. Iba solo o acompañado de un tío que era mayor».
«Hacía todas las labores, el arado, la poda… que, por cierto, aprendí solo fijándome en las cepas que veía a mi alrededor. Mi padre solía dejar muchas yemas y un vecino dejaba pocas. Yo observaba que cogía más uva el vecino que mi padre, quien además castigaba más la cepa».
«Solía dejar dos o tres yemas en cada palo. Recogíamos los palos a mano, no como ahora que se hace a máquina. En invierno abonábamos algún majuelo con basura de las ovejas, con cubanillos al hombro. Si pillaba lejos lo cargábamos en la burra pero si no, a hombros».
Roberto Lázaro, viticultor de Mélida
«Teníamos las fincas en Mélida. Se ahondaba la tierra a la profundidad del palo y luego se cubría con algo de tierra y ya estaba. Los palos los comprábamos en los viveros, se ponían bravos o ya injertados. Toda la vida hemos tenido viñas en casa, ya mi abuelo las tenía. Tengo pocos recuerdos de mi abuelo pero sí recuerdo un refrán que se decía entonces: poda tardío, siembra temprano y recogerás uva y grano».
«Cuando me casé seguí con las viñas de mi padre. Mi mujer trabajaba en el entresaque de la remolacha. Mi padre murió hará unos 10 años. De mi abuelo también tengo recuerdos, nos quería mucho y le gustaba mucho la caza».
«Me gustaba mucho todo, cuidar la viña y los animales, me encantaba el campo. Dirán ustedes que soy tonto pero a mí no me costaba trabajo, me gustaba trabajar».
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