MIGUEL OTERO (1944). FUENTENEBRO, BURGOS

Miguel Otero

Recuerda que a los 8 años iba a vendimiar con los carros después del toque de campana de la iglesia del pueblo. Nos cuenta cómo funcionaban los lagares comunales, de los arrieros que venían a comprar vino, de la viticultura local, del esplendor de Fuentenebro y del cambio en las últimas décadas. 

Autor: Cultura Líquida

Presentamos un nuevo podcast de La Memoria del Vino. Miguel Otero nació en 1944 y su vida ha estado dedicada al campo, la viña, el ganado, el cereal…¡a lo que había para ganarse la vida!. Nos relata con mucho detalle cómo era y cómo es Fuentenebro, sus recursos y el vino como parte de su cultura. 

 Reproducimos un extracto de lo que podrás escuchar en el podcast. 

 Los trabajos en el campo los recuerdo mucho porque he ido desde muy pequeño. En mi casa teníamos bastante labor. Este era un pueblo en que se tenía de todo, viñedo ganadería, muchas vacas, y todavía existe, lo que pasa es que entonces uno tenía dos vacas, el otro cinco… y ahora no. 

 He conocido el viñedo y cómo las laderas las cavaban con azadón de picos. Mi padre me comentaba que se cavaba todo el viñedo. Se araba con el ganado y de cepa a cepa, lineal, se quitaba el culillo que llamamos, el lineo delante que se llama.  

 Aquí de la filoxera se salvó muy poco. Después de la filoxera no habido mucho viñedo, antes había muchísimo viñedo. Mi abuelo tenía dos viñejas, el vivía del jornalillo, yo le he oído decir a mi padre que dos pesetas ganaban al día.  

Dentro del pueblo hay cantidad de bodegas, muchos lagares diseminados, muchos hundidos, otros se han hecho casa. Los lagares eran sociedades y funcionaban bien. Este pueblo estaba muy considerado porque vivían antes prácticamente del viñedo. Fuentenebro es el último pueblo de viñedo de la parte sur del que se cogía vino. El vino se vendía por cántaras. Había un par corredores en el pueblo, que eran los que avisaban de que fulano tenía una cuba o dos y lo quería vender. Los arrieros venían y probaban. Venían con ganado, con carros, se subían un par de pellejos, cuatro o seis cántaras. Los domingos estaba el pueblo lleno de ganado, de personas y era cuando aprovechaban para venir y comprar el vino. 

  Los pueblos empezaron a industrializarse, la gente se marchaba, dejaba las tierras o se las dejaba a alguno que había comprado un tractor, la gente empezó a desaparecer y se terminó todo.  

 Estamos en uno de los pueblos más altos de la Ribera del Duero. El terreno nuestro no lo vas a encontrar en ningún sitio. El color de nuestro terreno es colorao, colorao, ya puedes recorrer toda la Ribera del Duero que tú no encuentras un terreno como el de Fuentenebro. Yo creo que Fuentenebro va a ser lo que fue en su día.   

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