Las grandes plantaciones en todo el territorio gallego se desarrollaron a partir del siglo XI aunque los primeros vestigios fueron de la época prerromana. Prueba de ello es la gran riqueza de lagares encontrados, mayoritariamente por la zona sur de Galicia, Ribeiro y Monterrei.
Autor: Cultura Líquida
El cristianismo de la Alta Edad Media marcó el inicio del despegue de la viticultura en Galicia. Para la recuperación de las tierras abandonas fue necesaria la ayuda del clero, que las iban restableciendo a la vez que construían iglesias. El vino era imprescindible para el culto y la vida cotidiana. Los monasterios solían fundarse en lugares desiertos y los conventos en las poblaciones. En Galicia, los benedictinos fundaron o repoblaron más de 100 villas y más de 1.500 aldeas. Los grandes centros religiosos fueron pioneros y promovieron la expansión de la viticultura en la zona, al mismo tiempo que difundían la fe cristiana.
La Ribeira Sacra
De las actuales regiones vitícolas que administrativamente dividen Galicia en cinco denominaciones de origen y cuatro indicaciones geográficas, la más antigua, mejor documentada y con mayor peso histórico es la comarca de O Ribeiro. El monasterio de San Clodio, en Leiro, convirtió a todo el valle de Avia en un centro de producción con el que proveían de vino del Ribeiro a otros monasterios cistercienses. Los monjes de este monasterio, primero de la orden de San Benito y luego cistercienses, también experimentaron formas de cultivo, variedades de uva y maneras de elaboración.
La aristocracia rural, muy vinculada a la tierra y a los cultivos, no tardó en incorporarse a la viticultura, pues pocos negocios resultaban tan lucrativos como hacer vino en esta región. De hecho, cuando en el s. XII se publica el Códice Calixtino, el vino del Ribeiro ya es el producto más preciado y más caro que encuentran los peregrinos al llegar a Santiago de Compostela.
El valle del Avia
¿Por qué Ribeiro?
Es en los valles formados por los ríos Miño, Avia y Arnoia, donde se encuentran las laderas y viñedos del Ribeiro, donde se crea un clima muy peculiar que, en conjunción con los suelos, parcelación extrema del territorio, orientaciones, laderas… garantizaban la producción de vinos de calidad basados en la viticultura y las variedades autóctonas. Además, en Ribeiro comienza una zona de transición climática de Galicia, de manera que presenta un carácter mediterráneo continentalizado y suavizado por la influencia atlántica, lo que propiciaba una muy buena apitud para el cultivo.
«La gran riqueza del patrimonio varietal que en la últimas décadas se están recuperando, después de un siglo de devastación de la herencia acumulada, es el gran vértice que cierra una figura poliédrica tan compleja como fascinante»
Aunque hoy en Ribeiro se diferencien tres valles para el cultivo de la vid, la zona de producción histórica, la que hizo que la comarca fuese monocultivo durante siglos es el valle del Avia. Allí se asentaron las órdenes eclesiásticas con sus monasterios, las granjas medievales cistercienses y las grandes familias y patrimonios gallegos. Son muchos los historiadores que afirman que durante el medievo, Ribeiro fue la zona de producción más importante de la península.
Galicia en la Edad Media
En Galicia hay muchos ejemplos de comarcas que desarrollaron la viticultura a partir de la Edad Media, al igual que lo hicieron en Francia, Alemania o Italia. El monasterio de Armenteira en Pontevedra, los de la Ribeira Sacra de Lugo o San Clodio en Ribeiro, son sólo algunos ejemplos de lugares alrededor de los cuales proliferó una viticultura que convirtió a Galicia en una región donde el comercio del vino fue soporte de su economía. También es un reflejo de cómo las deciones políticas y religiosas intervinieron en el cultivo de la vid transformando su geografía humana.
Había viñedos por gran parte de la costa gallega, llegando incluso al norte de la actual A Coruña, ciudad fundada por los romanos como Brigantium (año 28 a.C.). Al igual que había en la actual zona de Valdeorras y Monterrei, mucho más accesibles que las costeras, con vinculaciones más directas con Portugal y de características geográficas más amables para el cultivo.
Durante la Edad Media, la gran mayoría de los centros urbanos estaban rodeados de una periferia vitícola. Muchos centros y ciudades decidieron prohibir la entrada de uva o vino que viniesen de otros territorios con la intención de proteger su producción. Este proteccionismo jugó un papel importante para el cultivo de la vid en regiones poco favorables, como era el caso de Galicia, por su ubicación geográfica y particular idiosincrasia. Con el paso de los años, y por complejas circunstancias socio-económicas y políticas, gran parte de los viñedos en Galicia se fueron perdiendo, pero no su esencia ni su cultura vitícola.
Siglos después, el actual paisaje, patrimonio y riqueza varietal es una herencia del pasado que convierte a Galicia en un genuino mosaico de la diversidad. Geografía humana y geología en conjunción con un grandísimo legado artístico, vitivinícola y varietal.
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