FRANCISCO JAVIER SÁNCHEZ DE NICOLÁS. VITICULTOR EN SANTIUSTE DE SAN JUAN BAUSTISTA, SEGOVIA

Nacido y criado en Santiuste de San Juan Bautista, pequeño pueblo de Segovia, en el año 1946. Salió de la escuela con 13 años y desde entonces ha estado siempre vinculado a la agricultura. Su abuelo y su padre le enseñaron a atender la labranza, a cavar y a podar las cepas viejas de verdejo. Aún sigue haciendo la poda con tijeras tradicionales.

Autor: Cultura Líquida

A Francisco Javier, de 75 años, le llaman Javi. Quedamos con él en el bar del pueblo para que nos cuente algunos de sus recuerdos. Reproducimos algunos pasajes de la conversación que podrá escuchar completa en nuestro podcast “La Memoria del Vino”.

“De pequeño recuerdo vendimiar con los cubanillos de mimbre de unos 25-30 kg y llevarlos entre dos al remolque o al carro de las mulas y de los bueyes. Luego en cajas y tractores. En Nava de la Asunción y en Melque había cubanilleros. Aquí se los comprábamos a los de Nava. Era gente que trabajaba en la fábrica y por las noches se liaban a hacer cubanillos con el mimbre que tenían. Era una manera de ganar un dinero”.

“Las viñas primero las cavábamos y luego se podaba. Se retiraban la tierras del tronco, se la  dejaba limpia y luego ya en mayo cuando estaban arrojados ya ibas y algunos quitaban los chupones de abajo. Yo no, o quitaba alguno, el que me parecía. Y luego se arrimaba la tierra. Por eso dice el refrán que “en marzo se excava, en marzo se poda y en marzo vuelve la tierra a la hoya”.

“El terreno de Santiuste es más bien liviano, suelto, arenoso, con piedra. Hay otros sitios que es más arcilloso. Cuanto mejor sea, mejor será la cepa. Si el terreno es malo la cepa se cría más débil. Lo mío es todo terreno liviano. Es bueno, tierra arenosa, fresca… De las cepas viejas ha habido años que se han sacado siete u ocho mil kilos e incluso más. Ahora ya no llegamos a esos kilos por hectárea. Ahora llegamos a unos seis mil”.

“Cuando yo era pequeño recuerdo que la vendimia duraba mes y pico. Venían los camiones de fuera, se llevaban la uva a Arévalo. Vendimiaban los familiares y cogíamos obreros. Nunca se hicieron aquí fiestas de vendimia. En Rueda sí porque había más bodegas, pero aquí no”.

“Antes, casi todas las casas tenían un lagar con la típica viga y piedra grande. Santiuste tuvo entre 800 -900 vecinos en los años 50 y 60. Ahora no quedan más de 600. Yo sigo trabajando todos los días, no tenemos otra cosa. A mí me gusta. Ya estoy jubilado, ya no quiero trabajar pero me gusta”. 

Francisco Javier Sánchez de Nicolás

“Antes íbamos a azufrar con el típico azufre amarillo que es lo que siempre se ha visto y no había enfermedades. Ahora hay que ir a tratar cada dos por tres y hay muchas más enfermedades, no sé por qué.  Ahora vienen enfermedades a los majuelos que antes no venían. Lo que me ha pasado este año no me había pasado nunca. Se ha puesto negro, le ha entrado oidio, mildium. Y he tratado dos veces pero no he podido hacer nada”. 

“Sigue habiendo comercio del vino. Actualmente vienen de pueblos como Rueda o Toro principalmente a comprar uva que luego elaboran en Rueda. De cepa vieja debe quedar en el pueblo menos de 100 ha, lo demás ya es todo espaldera.  De las cepas que un día fueron de mi abuelo no queda nada. Quienes se las quedaron ya murieron y los hijos se marcharon del pueblo y no quisieron saber nada”.

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