La incorporación de la ciencia a la elaboración de vinos influyó en el léxico de la lengua española. Se crearon una serie de términos que dieron respuesta a las necesidades de la nueva ciencia vinícola. La mayoría de ellos proceden de la química, pero también se encuentran términos originarios de la física o de la biología.
Autora: Francisca Bajo Santiago
Nuevos términos para designar nuevos conceptos. La terminología de la elaboración de vinos en el siglo XIX trajo consigo una “revolución” léxica. La incorporación de la ciencia, especialmente de la química, a la vinificación lleva consigo la aparición de nuevos términos, lo que motiva una importante reestructuración del sistema terminológico de la enología.
La complejidad de la terminología enológica del siglo XIX se caracteriza por la capacidad de combinar términos procedentes de la tradición con nuevos términos, ya sean originarios de la enología o de otras ciencias. En este sentido, constituye un ejemplo extraordinario de cómo pueden convivir elementos terminológicos de muy diverso origen sin que ello perjudique la comunicación científica, sino más bien lo contrario. Es la mezcla de términos tradicionales y modernos, de términos de origen enológico y de otros ámbitos científicos, lo que posibilita la creación de una terminología enológica apta para los especialistas en esta materia, garantizando así una comunicación eficaz.
Los orígenes de España
El vino es un producto milenario y un claro exponente de la cultura occidental. A finales del siglo XVIII, a las técnicas tradicionales de elaboración de vinos se unen los nuevos conocimientos procedentes de otras ciencias, especialmente de la química. Nace así la enología.
Los cambios que vive la disciplina enológica en España durante el siglo XIX influyen en la configuración de su terminología
Laboratorio enológico de Pago de Carraovejas. Peñafiel, Valladolid
En España, Carbonell y Bravo es considerado el responsable de la introducción de la ciencia moderna en la elaboración de vinos, con su obra Arte de hacer y conservar el vino (1820). El despegue de la ciencia enológica en nuestro país se vio violentamente frenado por las circunstancias políticas. Hacia mediados de siglo se observa un tímido despertar de la ciencia enológica española, gracias a las aportaciones de estudiosos como Aragó, Bonet y Bonfill, Castellet o Hidalgo Tablada. Este esfuerzo intelectual culmina, a finales del siglo XIX, en la gran etapa de esplendor de la enología española. Se multiplica la publicación de textos enológicos, se afianzan las relaciones comerciales y científicas con Francia y se levantan las grandes bodegas al servicio de una rigurosa técnica de elaboración.
Los cambios que vive la disciplina enológica en España durante el siglo XIX influyen en la configuración de la terminología de esta ciencia. El mejor ejemplo lo constituye el nutrido número de términos nuevos que se incorporan a esta disciplina, como enotermo, enobarómetro, éter pelargónico, micrococo y tanificación. De ahí la necesidad de establecer un continuo diálogo entre la historia de la ciencia y la terminología diacrónica.
A finales del siglo XIX, se multiplicó el número de manuales sobre enología
En el siglo XIX, el libro tiene un papel destacado en la divulgación de la ciencia enológica y de su terminología. A finales del siglo XIX, se multiplicó el número de manuales sobre enología: “De hecho, entre 1875 y 1899 salió de la imprenta prácticamente el doble de libros sectoriales que en toda la etapa 1750-1875” (Pan-Montojo 1989: 20). Los autores de estos libros se esfuerzan por presentar un texto sencillo y claro, con el objetivo de poder ser útiles y favorecer así la calidad de los vinos elaborados en España. Se deduce que los términos que emplean están ya fijados en el uso especializado. Así pues, los libros dedicados a la elaboración de vinos son una excelente fuente para documentar los términos enológicos.
Etapas de la terminología enológica
El estudio de la documentación de los términos en las fuentes enológicas del siglo XIX ha permitido establecer tres etapas diferentes:
1.Primera etapa (1803-1820). El nacimiento de la enología española.
Pertenecen a esta etapa las obras de Cadet-de-Vaux (1803), Boutelou (1806) y Carbonell (1820). Se han documentado 618 términos que representan el 34.5% del corpus. Se caracteriza por la convivencia de la terminología tradicional de la elaboración de vinos con la nueva terminología enológica. Así, se han datado términos como bodega, colodra, prensa, uva, vendimiador o vino junto a otros como enología, enologista, eonológico/a, oenómetro u onólogo.
2.Segunda etapa (1858-1871). La recuperación de la enología española.
Se incluyen en esta estapa las obras de Bonet (1858), Castellet (1865) y Lecannu (1871). Se han datado 589 téminos que suponen el 32.9% del corpus. Desde la obra de Carbonell hasta mediados del siglo XIX se produce una ruptura en el desarrollo de los conocimientos enológicos en España como consecuencia de las circunstancias socio-políticas de la época. Esta situación empieza a cambiar a mediados de siglo con la publicación de nuevas obras. La ciencia enológica española inicia su recuperación. Esta etapa se caracteriza por la “importación” de términos químicos a la enología. Por ejemplo, los términos que designan diferentes tipos de ácidos: ácido butírico, ácido caprílico, ácido capróico, ácido enántico, ácido láctico, ácido margárico, ácido succínico, ácido racémico o ácido tánico.
3.Tercera etapa (1871-1895). La edad de oro de la enología española.
Pertenecen a esta etapa las obras de Aragó (1871) y Manso y Díaz (1895). Se ha documentado un total de 584 términos que representan el 32.6% del corpus. La terminología de esta etapa se caracteriza por el importante número de términos que designan aparatos, instrumentos o máquinas como despalilladora pisadora, ebullioscopo de cuadrante de Brossard-Vidal, enobarómetro, lavadora de botellas, separadora del escobajo o vaporímetro de Plucker.
Botes de ensayo en un laboratorio
El objetivo principal de los enólogos era divulgar nuevas prácticas basadas en los nuevos conocimientos científicos, sin plantear en los textos reflexiones teóricas y mucho menos lingüísticas
En cuanto a las características de la terminología enológica, lo primero que llama la atención es la convivencia de la terminología tradicional con la terminología moderna. Recuérdese que para algunos estudiosos la enología es una rama de la química aplicada.
El objetivo principal de los enólogos era divulgar nuevas prácticas basadas en los nuevos conocimientos científicos, sin plantear en los textos reflexiones teóricas y mucho menos lingüísticas, que no ayudaban a los cosecheros a mejorar su producto. En definitiva, la meta era presentar un texto sencillo, claro y sobre todo útil. Hay que tener presente que la mayoría de los elaboradores de vino no tenía una formación científica.
En el siglo XIX se introducen en el DRAE 250 términos del corpus seleccionado en los textos enológicos. Esta cifra representa el 42.3% de los términos del corpus enológico introducidos en la obra académica en los siglos XVIII-XIX.
Tesis doctoral completa: http://hdl.handle.net/10803/8781
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Francisca Bajo Santiago
Fue investigadora de la Universitat Rovira i Virgili en la que escribió su tesis doctoral La terminología enológica del español en el siglo XIX dirigida por Cecilio Garriga. Hoy sigue trabajando como docente fuera del ámbito de la investigación.
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