Entrevistamos a Santiago rodeados de viñas viejas que pertenecieron a sus abuelos y que hoy sigue trabajando.
Autor: Cultura Líquida
Presentamos un nuevo podcast de La Memoria del Vino. Hablamos con Santiago Redondo, nacido y criado en Peñafiel en el año 1955. Sus abuelos se dedicaban a los majuelos y desde muy pequeño ya le llevaba a la viña, sobre todo en las épocas de más trabajo. Reproducimos un extracto de lo que podrás escuchar en el podcast.
“Con 10 años te traían a las cepas. Mis padres tenían un pequeño majuelo para el consumo del año pero luego trabajaban para otros. Igual que se criaba el cochino o tenías pollos, tenían su majuelo de apenas una hectárea y media aquí, en la zona de Sauguillo”.
“Se elaboraba en lagares comunes donde llevaban la uva 20 o 30 viticultores, cada uno su medida. La labor que más me gustaba era la de podar y la más bonita era la de vendimiar: la ilusión del año, recoger el fruto. En vendimia todo el mundo estaba más contento. Pero de las labores entre cepas, la más bonita era podar y la peor, coger palos. Era muy mala porque los palos se recogían en marzo y no es que haga mucho frío, pero siempre hace un aire muy molesto. Te tenías que agachar al suelo y el aire te cogía los riñones”.
Cepas de un viñedo propiedad de Santiago Redondo
“Con 14 años ya iba a la vendimia, que empezaba la semana del Pilar o de ahí en adelante. Nunca se vendimiaba antes y esa semana no íbamos al colegio. Un plato típico que se comía en vendimia eran las sardinas a la brasa. Era lo que los trabajadores podían pagar. Se ponía lumbre en el chupón, la lumbre no faltaba nunca. Se vendimiaban en comportas, unos cestos que cogían unos 80 kgs de uva. La familia Izquierdo de Peñafiel se dedicaban casi en exclusiva a su construcción y venta, aunque casi todos los carpinteros las hacían, son sencillas de hacer, en madera de pino. Además no pesan nada, su único servicio es transportar la uva. Los toneles o cubas también se hacían aquí, se montaban dentro de la bodega. Eran cubas grandes, para su limpieza tenías que meterte dentro”.
“Mi abuelo estaba aquí de cachicán. En estas fincas trabajaban durante todo el año unas ocho personas y lo que se producía se llevaba a Protos porque los dueños eran fundadores de esa bodega”.
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