Ambos nacieron en Nieva. Isabel en 1938 y Marcos en 1935. Llevan casi 60 años casados y nos recuerdan una infancia marcada por las vendimias y una vida dedicada al campo. Los padres, abuelos y tatarabuelos de Marcos e Isabel también eran de Nieva y tuvieron majuelos porque se dedicaron siempre a la agricultura y a la viña. Han vivido en la misma casa de Nieva desde que se casaron. Su memoria forma parte de la historia de la cultura del vino en Nieva.
Autor: Cultura Líquida
Presentamos un nuevo podcast de La Memoria del Vino. Marcos e Isabel llevan casi 60 años casados. Al poco tuvieron hijos e Isabel dejó de ir al campo hasta que los niños fueron mayores. Luego volvió a ir a la vendimia, algo que ha hecho hasta hace bien poco. Han vivido en la misma casa de Nieva desde entonces. Su memoria forma parte de la historia de la cultura del vino en Nieva, Segovia.
Reproducimos un extracto de lo que podrás escuchar en el podcast.
“Fui desde muy pequeña con mi padre a los majuelos. Con el cubanillo, entre dos, cortaban los racimos. Si hacía frío, nos ponían lumbre porque pasábamos allí todo el día. Incluso comíamos. Teníamos vendimiadoras, venía mucha gente de Santa María.
Mi padre nos subía en el carro con los cestos y allí veníamos todos amontonados. Iba a la escuela todavía, o sea, que tendría unos 10 años. En vendimia te daban vacaciones de la escuela porque todo el mundo iba a vendimiar. En aquella época había aquí muchísimos majuelos. Luego se fueron quitando, se plantó mucho pinar.
Del viñedo de mi familia ya no queda nada. Mi padre arrancó todo sobre los años 60. Marcos ha trabajado en la viña hasta los 85 años. Cuenta Marcos que tenían una pareja de vacas y otra de mulas. Cultivábamos trigo, cebada, garbanzos, patatas, algarrobas, centeno…”
Marcos podaba muy bien. Siempre le gustó. Le enseñó su padre, quien le decía que había que podar a cabeza corta, no a larga porque luego los machos lo rompían. “Dejábamos tres yemas. Me ayudó mucho mi padre, hasta última hora. Yo he tenido majuelos centenarios. Los cuidamos muy bien. Mis padres, mis abuelos y yo”.
“Había un guarda para el viñedo, sobre todo de noche, que es cuando se robaban las uvas. Lo cogíamos entre todos los que teníamos viñedo”.
“En Nieva había muchos lagares. No se compartían, casi cada uno tenía el suyo. Quien tenía majuelos tenía una pequeña bodega y solía tener también lagar. Si no era así, iba a casa de alguien a que le pisaran la uva. En casa de Marcos tenían 2 o 3. También en casa de Isabel había uno. Allí pisaban la uva y luego lo llevaban desde casa a otra bodega.
Las uvas de verdejo antiguamente eran muy dulces, nos gustaba comerlas. Las llevábamos a casa, las tendíamos en el sobrao y teníamos para casi todo el año. Las cogíamos en octubre y hasta diciembre o enero teníamos uva. No había otra fruta, no nos compraban naranjas, ni plátanos ni nada. Ahora son más grandes y tienen menos sabor”.
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